La intelectualidad occidental ya no es hegemónica, pero le cuesta adaptarse a un entorno plural y sin barreras de entrada
Como Ortega, muchos entienden que el progreso “no es esto”; pero se perdonan e inventan excusas, protegiendo así su voz y su autoestima
España lleva más de un siglo padeciendo una epidemia de idealismo intelectual, con graves secuelas tanto en la política como en las ideas