¿Cómo producir? (II). El INI borbónico

Ejercicio

Hacia 1718, el Estado español invirtió 12 millones de reales en la creación de una fábrica de paños en Guadalajara. Sus resultados fueron desastrosos desde el principio. Así es que, ya en 1724, se creó una comisión para dictaminar su situación. “Pero ya era difícil retroceder. La manufactura pesó como un lastre sobre el erario público, mientras que sus obreros protestaban contra la escasez de sueldo y el régimen de hierro al que estaban sometidos”. La vida de la empresa fue característica: producto invendible, producción muy por debajo de la capacidad y un intento fallido de concederle un monopolio. Más tarde, se le concedió el suministro gratuito de lana y la exención de derechos aduaneros, pese a lo cual sus pérdidas siguieron excediendo la subvención anual de dos millones de reales que se le había otorgado. Tras un paréntesis en el que la arriendan los Cinco Gremios Mayores de Madrid, Carlos III invirtió sin éxito unos siete millones de reales al año, sin que se le pusiera nunca remedio, igual que sus sucesores, por no herir los intereses de la Alcarria, hasta que la crisis de 1808 provocó su desaparición (Vicens, 1975, pp. 479 80).

¿Por qué parece ser más fácil para el sector público crear organismos y empresas que cerrarlos? ¿Sucede en la misma medida en el sector privado? ¿Por qué?

Análisis

Probablemente los incentivos son distintos. En la empresa privada el coste de la ineficiencia está concentrado en el decisor, mientras que en la empresa pública se reparte entre los contribuyentes junto con otros muchos costes.

Por otro lado, muchas empresas públicas lo son tras nacionalizar empresas en pérdidas. Es lógico que sigan abiertas pese a mantenerse en pérdidas. Las mismas fuerzas que llevan a nacionalizarlas siguen actuando años después. En cierto modo, se nacionalizan para poder seguir funcionando en pérdidas. Éste sería algo así como su estado natural.



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