El problema de la inmigración futbolística

Ejercicio

En el Campeonato Europeo de fútbol de 2000, la selecciones de Inglaterra y Alemania fueron eliminadas en la primera ronda y la de España en la segunda. Estos tres países tienen campeonatos de liga muy potentes, en los que juegan muchos jugadores extranjeros, mientras que los jugadores de esos países rara vez salen de su país a jugar en equipos extranjeros. Dadas las pasiones que genera el fútbol se han dado muchas explicaciones. La más común es una explicación “proteccionista”, según la cual la entrada de jugadores foráneos impide el desarrollo de los nativos. Una de las más recientes atribuye el fracaso en la Eurocopa a que los jugadores de esos países no mejoran su juego porque no salen al extranjero. ¿Tienen sentido estos argumentos? ¿Qué política recomendaría a los países como Inglaterra, Alemania y España?

Análisis

El argumento que atribuye el fracaso de algunos países a que sus jugadores no salen al extranjero es poco convincente. Por un lado, deberían aprender sin salir, pues así juegan en las mejores ligas y con los mejores colegas. Además, de ser cierto que aprenderían más jugando en ligas extranjeras, tampoco explica por qué no salen al extranjero, pues el mercado es competitivo y, de eso modo, acabarían ganando más dinero. Cierto es que, por un lado, los jugadores nativos valen más en equipos locales, para fomentar la identidad (piense en el peso de los holandeses en el Barça de Van Gaal) y que, por otro lado, salir al extranjero entraña costes importantes en términos de compensación y riesgo.

Asimismo, la explicación proteccionista es probablemente errónea, pues confunde causa y consecuencia. La explicación más simple y plausible es que, si un país tiene buenos jugadores, éstos tienden, por un lado, a jugar en las ligas más importantes, que no tienen por qué ser las de su país de origen. Por otro, esos buenos jugadores constituirán la base de un buen equipo nacional, una vez superadas las dificultades para hacerles jugar en sus selecciones. Desde este punto de vista, Inglaterra, Alemania y España deberían dar más poderes a los clubes para limitar la cesión de sus jugadores a las selecciones nacionales. Queda por explicar por qué no existe una correlación entre la calidad de las ligas nacionales y la de los jugadores de cada país, entre la demanda de jugadores y su oferta.



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